Page 170 - El Terror de 1824
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166 B. PÉREZ GALDÓS
tar y del Trono, ó por el contrario, eres ami-
ga de la canalla? ¿Te has prestado inocente-
mente é esa maquinación sin saber lo que ha-
cías?... Hablemos claro.
Diciendo esto, Chaperón demostraba en la
voz y en el gesto hallarse muy satisfecho de
su elocuencia y del incontrastable poder de
sus razones. Después de una pausa se acercó á
Sola, y mirándola desde la altura de su cor-
pachón negro, capaz de intimidar al más bra-
vo; accionando enérgicamente con la mano
derecha, cuyo dedo índice seerguía tieso é in-
flexible como un emblema de la autoridad, ha-
bló de este modo:
—El Gobierno de S. M., que nos ha puesto
aquí para que vigilemos, tiene recompensa»
para los que le sirven, ayudándole á esclare-
cer las maquinaciones de los pillos, ¿te vas en-
terando? y tiene también castigos muy seve-
ros, muy severos, pero merecidos, para los que
encubren á los malvados con su punible si-
lencio, ¿te vas enterando?
— ¿Eso lo dice Vuecencia para que delate
los que recibieron las cartas? — preguntó Sole-
dad cerrando los ojos cual si estuviera suspen-
dida sobre su cuello el hacha del verdugo. —
Siento mucho desairar á Vuecencia; pero no
puedo decir nada.
Chaperón se detuvo en su paseo por el cuar-
to. Viósele apretar las mandíbulas, contraer
los músculos de la nariz como si fuera á lan-
zar un estornudo, revolver los ojos... Sin duda
su cólera augusta iba á estallar. Pero afortu-
nadamente, detuvo la formidable explosión xrn,