Page 172 - El Terror de 1824
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168       B.  PÉREZ  GALDÓS
       aquí...  Yo  creí  que  era  cosa  de  un  momento...
       |Pero  si  hay  más  de  doscientas  personas  en  U
       puerta.. .1  ¡Y  qué  gente!  Diga  usted,  ¿á  qué
       viene  toda  esa  gente,  á  delatar?  Si  yo  fuera  hi
       Comisión,  empezaría  por  ahorcar  á  todo  el  que
       delatara  sin  pruebas...  ¿No  tienen  ustedes  otro
       sitio  para  que  hagan  antesala  las  personas
       decentes?
         — Señora — repuso  Chaperón  en  tono  adula-
           dor, que  no  galante, — siempre  que  usted  ven-
          ga, pasará  desde  luego  á  mi  despacho.  Tengo
       mucho  gusto  en  complacerla,  no  sólo  por  es-
               timación particular,  sino  por  lo  mucho  qi.e
       respeto  y  admiro  al  Sr.  Oalomarde,  mi  amigo.
         — Gracias — dijo  la  señora  con  indiferencia.
       — Vamos  á  mi  asunto.  D.  Tadeo  me  prometió
       que  esto  quedaría  resuelto  en  tres  días.
         — D.  Tadeo,  desde  su  poltrona,  halla  muy
       fáciles  los  negocios  de  policía.  Yo  quisiera  ver-
         le aquí  enredado  con  tanta  gente  y  tanto  pa-
            pel... |En  tres  días,  amigo  LoVj,  en  tres  díasl
         El  licenciado  apoyó  la  idea  de  sujete  mo-
             viendo la  cabeza  con  expresión  de  lástima  de
       sí  mismo,  por  el  mucho  trabajo  que  entre
       manos  traía.
         — ¡Qué  vergüenza! — exclamó  la  señora  sin
       disimular  su  enfado. — ¿Gon  que  para  despa-
           char un  pasaporte  se  ha  de  gastar  más  tiempo
       que  para  juzgar  y  condenar  á  muerte  á  un
       hombre?...  ¡Qué  tribunales,  Santo  Dios!  ¡Qué
       Superintendencia  y  qué  Comisión  militar!  Pon-
          gan todo  eso  en  manos  de  una  mujer,  y  despa-
            chará en  dos  horas  lo  que  ustedes  no  saben
       hacer  en  una  semana.
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