Page 173 - El Terror de 1824
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EL  TERROR  DE  1824  169
        — Pero  usted,  señora — dijo  Cha  perón  en  el
      tono  que  empleaba  para  parecer  benévolo, —
      no  tiene  en  cuenta  las  circunstancias...
        — Veo  que  aquí  las  circunstancias  lo  hacen
      todo.  Invocándolas  á  cada  paso,  se  cometen
      mil  torpezas,  infamias  y  atropellos.  Si  volviera
      á  nacer,  Dios  mío,  querría  que  fuese  en  un
      país  donde  no  hubiera  circunstancias.
         — Si  se  tratara  aquí  del  pasaporte  de  una  se-
          ñora— indicó  el  Presidente  de  la  Comisión  con
      énfasis,  como  el  que  va  á  desarrollar  una  tesis
      jurídica,  —ande  con  Barrabás...  Pero  usted  lle-
         va dos  criados,  los  cuales  es  preciso  que  antes
      se  definan  y  purifiquen,  porque  uno  de  ellos
      perteneció  en  tiempo  de  la  Constitución  á  la
      clase  de  tropa,  y  el  otro  sirvió  largos  años  al
      ministro  Calatrava...  Pero  nos  ocuparemos  del
      asunto  sin  levantar  mano...
        — Yo  deseo  partir  mañana—  dijo  la  señora
      con  displicencia.  —  Voy  muy  lejos,  Sr.  Chapo-
      rén:  voy  á  Inglaterra.
        —Empezaremos,  empezaremos  ahora  mis-
          mo. A  ver,  Lobo...
        Al  dirigirse  á  la  mesa,  Chaperón  fijó  la  vista
      en  la  víctima  cuyo  proceso  verbal  había  sido
      suspendido  por  la  entrada  de  la  soberbia  dama.
        — ¡Ah!...  ya  no  me  acordaba  de  tí — dijo  en-
         tre dientes.- — Voy  á  despacharte.
        Soledad  miraba  á  la  señora  con  espanto.
      Después  de  observarla  bien,  cerciorándose  de
      quién  era,  bajó  los  ojos  y  se  quedó  como  una
      muerta.  Creeríase  que  batallaba  angustiosa-
            mente con  su  desmayado  espíritu,  tratando  de
      infundirle  fuerza,  y  que  entre  sollozos  imper-
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