Page 182 - El Terror de 1824
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178 B. PÉREZ GALDÓS
mo el techo era muy bajo, y los allí presentes
se movían de un lado para otro en tomo al
ajusticiado quinqué, las sombras bailaban en
las paredes haciendo caprichosos juegos y ca-
briolas. En el fondo había la indispensable es-
tampa de S. M.; y sobre ella un Crucifijo cuya
presencia no se comprendía bien, como no tu-
viera por objeto el recordar que los hombres
son tan malos después como antes de la Re-
dención.
Delante de S. M. en efigie y de la imagen
de Cristo crucificado, estaba en pie, apoyándose
en una mesa, no fingido, sino de carne y hue-
so, horriblemente tieso y horriblemente satis-
fecho de su papel, el representante de la justi-
cia, el apóstol del absolutismo, D. Francisco
Chaperón, siempre negro, siempre de unifor-
me, siempre atento al crimen para confundirlo
donde quiera que estuviese, en honra y gloria
del Trono, del orden y de la Fe católica. Po-
cas veces se le había visto tan fieramente in-
vestigador como aquella noche. Parecía que el
tal personaje acababa de llegar del Gólgota, y
que aún le dolían las mauos de clavar el últi-
mo clavo en las manos del otro, del que estaba
detrás y en la cruz, sirviendo de sarcástico co-
ronamiento al retrato del Sr. D. Fernando.
A la derecha estaban junto á una mesa me-
dia docena de diablejos vestidos con el unifor-
me de voluntario realista, y acompañados por
el licenciado Lobo, prestos todos á sumergir
las plumas dentro de los tinteros. La izquierda
era ocupada por un banquillo pintado de color
de sangre de vaca: en él se sentaba alguien á