Page 184 - El Terror de 1824
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180        B.   PÉREZ  GALDÓS
         —  Silencio — gritó  Chaperón  bruscamente,
      — Responda  usted  á  lo  que  le  pregunto:  ¿cómo
      se  llama  usted?
        — Excusada  pregunta  es  esa — repuso  con
      aplomo  y  dignidad  D.  Patricio, — pues  todo  el
      mundo  sabe  en  Madrid  y  fuera  de  él  que  soy
      Patricio  Sarmiento,  adalid  incansable  de  la
       ¡dea  libera],  compañero  de  Riego,  amigo  de
      todos  los  patriotas,  defensor  de  todas  las  Cons-
                 tituciones, amparo  de  la  democracia,  terror
      del  despotismo.  Soy  el  que  jamás  tembló  de-
           lante do  los  tiranos,  el  que  no  tiene  en  su  co-
            razón una  sola  fibra  que  no  grite  libertad,  y  ei
      que  aun  después  de  muerto  sacará  la  cabeza
      de  la  sepultura  para  gritar...
         — Basta— dijo  Chaperón,  notando  que  las
      palabras  del  reo  provocaban  murmullos. —
       Charlatán  es  el  viejo...  Responda  usted.  ¿Co-
           noce á  esta  joven?
         — ¿Que  si  la  conozco?  ¡Que  si  conozco  á
       Sola...!  Si  no  temiera  faltar  al  respeto  que  debo
       á  todo  juez,  quien  quiera  que  sea,  diría  que  es
       necia  pregunta  la  que  Vuecencia  acaba  de
       hacerme.  Esta  es  mi  hija  adoptiva,  mi  áugel
       de  la  guarda,  mi  amparo,  mi  .compañera  de
       vida,  de  muerte,  de  cielo  y  de  inmortalidad,
       Dios,  que  dispone  todas  las  grandezas,  así
       como  el  hombre  es  autor  de  todas  las  peque-
       ñeces,  ha  dispuesto  que  este  ángel  divino  me
       acompañe  también  ahora.  ¡Admirable  solu-
           ción de  la  Providencial  Yo  creí  haberla  perdi-
          do, y  la  encuentro  junto  á  mí  en  la  hora  cul-
               minante de  mi  vida,  .mando  se  cumple  mi
       destino;  aparece  á  w*  lado,  no  para  darm©
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