Page 188 - El Terror de 1824
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184 B. PEREZ G ALDOS
del tamaño de un grano de alpiste! Nosotros,
nosotros solo3 somos los héroes, nosotros las
víctimas sublimes. Fuera intrusos y gentezuela
que se presenta en el festín de la gloria con sus
manos lavadas, reclamando lo que no les per-
tenece ni han sabido ganar con su abnegación.
¡Nosotros solos, ella y yo, nadie más que ella
y yo!
— El que enviaba las cartas— añadió Don
Francisco dando un paso hacia Sarmiento, —
¿no hablaba de lo de Almería y Tarifa, ni de
la revolución que estaban preparando?
— Nosotros — repuso Sarmiento con desdén,
— no nos ocupamos de frivolos detalles. ¡Alme-
ría, Tarifa! ¿qué vale eso ni qué significa? He-
chos aislados que ni precipitan ni detienen el
hecho principal, que es la victoria de la liber-
tad. ¡Si al fin tiene que ser, si ha de venir tan
de seguro como saldrá el sol mafiaua!... Que
se frustre una intentona, que salga mal un des-
embarco, que fusiléis á trescientos ó á mil ó
á un millón de patriotas... nada importa, se-
ñores. Lo que ha de venir, vendrá. Si preten-
déis atajarlo con patíbulos, vendrá más pronto.
Los patíbulos son árboles fecundos, que con el
liego de la sangre dan frutos preciosísimos.
Echad sángre, más sangre; eso es lo que hace
falta. Las venas de los patriotas son el filón de
donde mana la nueva vida.
»No me habléis de conspiraciones parciales:
yo no entiendo de eso. El que escribió las car-
tas, lo mismo que mi hija, lo mismo que yo,
cooperamos con nuestra voluntad y uuestros
deseos más íntimos y más ardientes en ese