Page 191 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824 187
que nos está destinado? Tu destino es mi des-
tino. Ambos están escritos en el mismo ren-
glón. Hay gemelos del morir como los hay del
nacer: tú y yo somos mellizos, y juntos sal-
¡ dremos del vientre de este miserable mundo á
í la inmensa vida del otro... Posible es que no lo
comprendieras antes, niüa de mis ojos; yo
tampoco lo creía, y era engañado por hechos
mentirosos. Tu proyecto de abandonarme era
una ficción del destino para sorprenderme des-
pués con esta unión celestial. Mi entrada en tu
casa, el amparo que me diste, ¿qué significan
sino la preparación para estas nuestras bodas
mortuorias, de las cuales saldremos unidos
por siempre ante el altar de la glorificación
eterna? Tú necesitas de mí para este santo ob-
jeto, así como yo necesito de tí... Bien sabía
yo que conspirabas... jY conspirabas por la
santa libertad I Bendita seas... Serás condenada
y yo también. [Seremos condenados!... ¿Ve»
cómo no es posible la separación? ¿Ves cómo
lo ha dispuesto Dios así? Viviremos juntos
eternamente. ¡Qué inefable dicha!... Solilla de
mi vida, ten ánimo; que la flaca naturaleza
corporal no soborne con sus halagos tu alma
de patriota. Vive como yo la excelsa vida del
espíritu. Desprécialo todo, mira al cielo, nada
más que al cielo y á mí, que soy tu compa-
ñero de gloria, tu gemelo, tu segundo tú, á
quien has de estar unida por los siglos de los
siglos.
Soledad miró á su amigo. La serenidad, que
en él provenía de un loco entusiasmo, provenía
en ella de la resignación, ese heroísmo más