Page 193 - El Terror de 1824
P. 193

189
                EL  TERROR  DE  1824
     interesa  por  usted...  que  se  interesa,  sí...  me
     encarga  de  advertírselo.
       Soledad  volvióse  prontamente  y  vio  uno»
     ojos  verdes  y  grandes,  del  tamaño  de  huevos.
     Ettos  ojos  brillaban,  reflejando  la  claridad  del
     farol  de  los  carceleros,  en  un  semblante  amo-
             jamado y  partido  en  dos  por  la  hendidura
     sonriente  de  la  prolongada  boca,  casi  vacía.
     En  vez  de  tranquilizarse,  Soledad  tuvo  miedo



                       XIX


       El  licenciado  Lobo,  asesor  privado  del  señor
     Chaperón,  tenía  su  oficina  en  el  ángulo  más
     obscuro  y  apartado  de  la  planta  baja  de  la  Co-
            misión militar.  Cubría  el  piso  la  estera  más
     vieja,  servíale  de  escritorio  la  mesa  más  rota
     que  contaba  entre  sus  propiedades  el  Estado,
     y  el  pupitre,  el  tintero,  la  estantería,  denotaban
     con  honrosa  vejez  haber  acompañado  en  toda
     su  larga  vida  á  las  antiguas  covachuelas.  Hasta
     el  retrato  de  Fernando  VII  que  decoraba  la
     pared,  era  el  más  feo  de  toda  la  casa,  y  comido
     de  polilla,  no  presentaba  á  la  admiración  del
     espectador  más  que  los  ojos  y  parte  del  cuer-
        po. Lo  demás  era  una  mancha  irregular  con
     grandes  brazos  al  modo  de  tentáculos.  Parecía
     un  gran  cefalópodo  que  estaba  contemplando
     á  su  víctima  antes  de  chupársela.
       En  el  centro  de  este  mueblaje,  y  encorvado
     sobre  una  mesa  llena  de  descoloridos  papeles,
   188   189   190   191   192   193   194   195   196   197   198