Page 221 - El Terror de 1824
P. 221
SL TERROR DE 1824 217
traordinario recrudecimiento de amabilidad y
oficiosa condescendencia.
—Esa endiablada causa, Excelentísimo Se-
ñor... aquí la tenemos. Abulta, abulta que es
un primor. Ya se ve: como que está llena de
picardías... No vaya á creer Vuecencia que
consta de dos ó tres pliegos, como algunas. Es-
to es un archivo. Y que he trabajado poco en
gracia de Dios... No, no es tan fácil hinchar
un perro.
— De Seudoquis no se hable — dijo Chapetón
tomando asiento frente á su asesor, ó implan-
tando los dos codos sobre la mesa para uuir
las manos arriba, de modo que resultaba la
perfecta imagen de una horca. — Ese está juz-
gado. En cuanto á la joven, su culpabilidad
es indudable, y yo creo q ue debemos ahorcar-
la también. ¿Qué le parece á usted, licenciado
le todos los demonios?
— ¿Quiere Vuecencia que le hable como ju-
risconsulto ó como amigo? — preguntó Lobo
con cierto misterio.
— Como usted quiera, hombre, como usted
quiera, con tal que hable claro.
—¿Como jurisconsulto?
— j Dale...!
— Como asesor opino... Sr. D. Francisco, ha-
ga usted lo que más le acomode. Ahora, si me
consulta Vuecencia como amigo... ¿Quiere que
le hable con completa claridad y confianza?
—Sí.
— Pues, en confianza, si la Comisión ahorca
¿esa madatnita, me parece que hace una gran
barbaridad.