Page 224 - El Terror de 1824
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220        B.   PÉREZ  GALDÓS
      *iu  residencia  en  tan  ameno  lugar,  no  durmie-
          ron nada  y  hablaron  poco.  El  viejo,  como  si
       su  entusiasta  locuacidad  delante  del  Tribu-
          nal le  hubiera  agotado  las  fuerzas  y  secado  el
      rico  manantial  de  sus  ideas,  estaba  tacitur-
          no. Los  excesos  de  espontaneidad  producían
      en  él  una  reacción  sobre  sí  mismo.  Después  de
      divagar  por  el  exterior,  libre,  sin  freno,  cual
       andante  aventurero  que  todo  lo  atropella,  se
      metía  en  sí  como  cartujo.  Soledad  también  su-
          fría la  reacción  correspondiente  á  una  espon-
               taneidad que  sin  duda  le  estaba  pareciendo
      excesiva.  Pero  su  espíritu  estaba  tranquilo;  su
       pensamiento,  pasada  revista  con  cierto  des-
          dén á  los  sucesos  próximos,  se  remontaba  or-
             gulloso á  las  alturas  desde  donde  pudiera  des-
             cubrir horizontes  más  gratos  y  personas  más
      dignas  de  ocuparlo.  Había  llegado  á  adqui-
         rir la  certidumbre  de  un  trágico  fin;  pero  le-
          jos de  sentir  el  terror  propio  de  tales  casos,
       muy  natural  en  una  débil  muchacha  inocente,
       se  sobrepuso  con  ánimo  grandioso  á  la  situa-
            ción; supo  mirar  desde  tan  alto  su  propia  per-
            sona, su  prisión,  su, proceso,  sus  verdugos,
       las  causas  é  incidentes  de  aquella  lamentable
       aventura,  que  fué  creciendo,  creciendo,  y  bien
       pronto  cuanto  la  rodeaba,  incluso  Madrid,  la
       nación  y  el  mundo  entero,  se  quedó  enano.
       ¡Admirable  resultado  del  espíritu  religioso  y
       de  la  elasticidad  del  corazón,  cuya  magnitud,
       cuando  él  se  decide  á  crecer,  se  pierde  en  lo
       infinitol
         Al  día  siguiente,  D.  Patricio,  que  había  lle-
           gado ya  al  límite  de  su  tétrico  silencio,  y  no
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