Page 227 - El Terror de 1824
P. 227
EL TERROR DE 1824 223
tener en cuenta que yo me hallaba entonces
«en uno de esos momentos de inspiración, en
los cuales pronuncio las sorprendentes piezas
de oratorias que me han dado tanta fama. Yo
no esperaba encontrarte allí.., |Ay, cuando te
vi presa y con leñada por conspiradora... por-
que tu has conspirado, niña de mis ojos... sen-
tí una alegría tan grande...! Me pareció que
Dios te destinaba también al martirio; pero
ahora veo que esto no debe ser. Calmada aque-
lla estupenda exaltación, la voz déla Natura-
leza ha resonado en mí, diciéudomeque no de-
ba asociar á mi muerte á ningún otro sér. Tú
eres una muchacha obscura, y tu sacrificio no
puede ser de gran boneficio á la causa santa.
- — 1 Ahí— dijo Soledad sonriendo, pero sin
<jue nadie pudiera ver su sonrisa, como no
fueran las mismas tinieblas, — ya comprendo:
tienes envidia de que vaya á quitarte un po-
quito de esa gloria. '
— Tonta, pero tonta — replicó el anciano
muy expresivamente, — si toda has de here-
darla tú, toda, toda. Si no es preciso que tú
mueras como yo, ni eso viene al caso.
— Los jueces no creerán lo mismo.
— ¡Pues son unos bribones, unos...! — ex-
clamó Sarmiento ronco de ira, moviendo sus
piernas para levantarse. — Yo les diré que eso
no puede ser... Les convenceré, sí; pues no he
de convencerles...
Soledad se echó á reir.
— Te ríes... pues esto es muy serio. Yo no
creo que te condenen; pero si te condenaran...
Oyóse un chasquido que bien podía ser cau-