Page 246 - El Terror de 1824
P. 246
242 B. PÉRKZ GA.LDÓS
Chaperón se llevó las manos á la cabeza ex-
presando el gran conflicto en que se veía su
inteligencia
— |Qué lástima que soltáramos á ese Corde-
ro!...-— dijo después de meditar. — Pero agua
pasada no muele molino; veamos lo que se
puede hacer. Formemos nuestro plan... Aten-
ción, Lobo. Lo primero y principal es compla-
cer á la señora Doña Jenara... ¿Qué filtros ha
dado usted á nuestro Soberano para tenerle
tan propicio?... Atención, Lobo. Lo primero
es poner en libertad á esa joven... escriba us-
ted... por no resultar nada contra ella.
Jenara aprobó con un agraciado signo de
cabeza.
— Ahora pasemos á la segunda parte. Esta
prueba de benevolencia no quiere decir que
erijamos la impunidad en sistema. Al contra-
rio, si la inocencia es respetada... porque esa
joven será inocente... si la inocencia es respe-
tada, el delito no puede quedar sin castigo...
Atienda usted, Lobo... Esta conspiración no
quedará impune de ningún modo. Soledad
Gil de la Cuadra es inocente, inocentísima,
¿no hemos convenido en eso? Sí; ahora bien:
sus cómplices, ó mejor dicho, los que apare-
cen en este negoció de las cartas que se repar-
tieron... No, no hay que tomarlo por ese lado
de las cartas. Lobo, quite usted de la causa
todo lo relativo á cai tas. Veamos el cómplice.
— Patricio Sarmiento...
— ¿Ese hombre está en su sano juicio?
— Permítame Vuecencia— dijo Lobo, — que
le manifieste... El hablar de la imbecilidad de