Page 256 - El Terror de 1824
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252 B. PÉREZ GAXDÓS
revelaba tanta gravedad como cortesía, prosi-
guió así:
— Permítame Vuestra Paternidad Reveren-
dísima que ante todo haga una declaración
importante, sí, sumamente importante. Yo soy
enemigo del instituto que representan esos
frailunos trajes. Faltaría á mi conciencia si
dijese otra cosa; yo aborrezco ahora la insti-
tución como la aborrecí toda mi vida, por
creerla altamente perniciosa al bien público.
Ahí están mis discursos para el que quiera
conocer mis argumentos. Pero esto no quita
que yo haga distinciones entre cosas y perso-
nas, y así me apresuro á decirles que si á los
frailes en general les detesto, á Vuestras Pa-
ternidades les respeto en su calidad de sacer-
dotes, y les agradezco Ios-auxilios que han ve-
nido á prestarme. Además, debo recordar que
ayer, hallándome en mi calabozo, traté grose-
ramente de palabra á uno de los que me escu-
chan, no sé cuál era. Estaba mi alma horrible-
mente enardecida por creerse víctima de ma-
quinaciones que tendían á desdorarla, y no
supe lo que me dije. Los hombres de mi tem-
ple son muy imponentes en su grandiosa ira.
Entiéudase que no quise ofender personalmen-
te al que me oía, sino apostrofar al género
humano en general y á cierto instituto en par-
ticular. Si hubo falta, la confieso y pido perdón
de ella.
El Padre Alelí, aprovechando el descanso
de Sarmiento, tomó la palabra para decirle
que tuviese presente el sitio donde se encon-
traba, y rompiese en absoluto con toda idea