Page 259 - El Terror de 1824
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                 EL  TERROR  DE  1824



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        Empezaron  los  Hermanos  á  servir  la  comi-
          da. Sentóse  D.  Patricio  á  la  mesa,  invitando  á
      todos  á  que  le  acompañaran.  No  había  comen-
           zado aún,  cuando  entró  el  Sr.  de  Ghaperón,
      que  jamás  dejaba  de  visitar  á  sus  víctimas  en
      la  antesala  del  matadero.  Gomo  de  costumbre
      en  tales  casos,  el  señor  brigadier  trataba  de
      enmascarar  su  rostro  con  ciertas  muecas,  con-
               torsiones y  gestos  encargados  de  expresar  la
      compasión,  y  helo  aquí  arqueando  las  cejas  y
      plegando  santurronamente  los  ángulos  de  la
      boca,  sin  conseguir  más  que  un  aumento  pro-
             digioso en  su  fealdad.
        Saludó  á  Sarmiento  con  esa  cortesía  espe-
          cial que  se  emplea  con  los  reos  de  muerte,
      amabilidad  indefinible,  incomprensible  para
      quien  no  ha  visto  muestras  de  ella  en  la  capi-
         lla de  la  cárcel;  urbanidad  en  la  cual  no  hay
      ni  asomos  de  estimación,  porque  se  trata  de
      un  delincuente  atroz,  ni  tampoco  desprecio  ó
      encono  á  causa  de  la  proximidad  del  morir.  Es
      una  callada  fórmula  de  repulsión  compasiva,
      sentimiento  extraño  que  no  tiene  semejante,
      como  no  sea  en  el  alma  de  algún  carnicero  no
      muy  novicio  ni  tampoco  muy  empedernido.
        — Hermano  en  Cristo — dijo  D.  Francisco
      poniendo  su  mano,  tan  semejante  al  hacha  del
      verdugo,  sobre  el  cuello  del  preceptor, — supon-
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