Page 257 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824
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del mundo para no pensar sino en Dios; que
recordase cuál trance le aguardaba y cuáles
eran los mejores medios para prepararse á él;
y finalmente, que ocupándose tanto de vani-
dades, corría peligro de perder su alma. A lo
cual D. Patricio, volviéndose en el sillón con
mucho aplomo y seriedad, dijo al fraile que él
(D. Patricio) sabía muy bien cómo se había
de preparar para el fin no lamentable, sino es-
plendoroso que le aguardaba, y que por lo
mismo que moría proclamando su ideal divi-
no, pensaba morir cristianamente, con lo cual
aquél había de aparecer más puro, más bri-
llante y más ejemplar.
Esto decía cuando llegaron los Hermanos
de la Paz y Caridad, caballeros muy cumplidos
y religiosos que se dedican á servir y acom-
pañar á los reos de muerte. Eran tres y venían
de frac, muy pulcros y atildados, como si asis-
tieran á una boda. Después que abrazaron
uno tras otro cordialmente áD. Patricio, pre-
guntáronle que cuándo quería comer, porque
ellos eran los encargados de servirle, añadien-
do que si el reo tenía preferencias por aígúti
plato, lo designara para servírselo al momento,
aunque fuese de los más costosos.
Sarmiento dijo que pues él no era glotón,
trajeran lo que quisiesen, sin tardar mucho,
porque empezaba á sentir apetito. Desde los
primeros instantes los tres cofrades pusieron
cara muy compungida, y aun hubo entre ellos
uno que empezó á hacer pucheros, mientras
los otros dos rezaban entre dientes; visto lo
cual por Sarmiento, dijo muy campanuda-