Page 261 - El Terror de 1824
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absolutistas por el culto puro de la libertad.,.
Sí, señor: se intercederá por los que están cie-
gos, para que reciban luz; se recomendará á
los crueles, pa?a que hallen misericordia en su
día. Patricio Sarmiento es leal, pío, generoso,
como apóstol de la misma generosidad, que es
el liberalismo... En mi corazón ya no caben
resentimientos: todos los eché fuera, para pre-
sentarme puro y sin mancha. El mártir de una
idea, el que con su sangre ha puesto el sello á
esa idea, ¿me entienden ustedes? para que
quede consagrada en el inundo, no enturbiará
su conciencia con odios mezquinos. Reconoz-
co que, con arreglo á las leyes, mi condenación
ha sido razonable. Vuecencia que me oye no
ha hecho más que cumplir con la ley que se
le ha puesto en la mano. Así me gusta á mí
la gente. Venga esa mano, Sr. D. Francisco.
Dióle tan fuerte apretón de manos, que Cha-
petón hubo de retirar la suya prontamente pa-
ra que no se la estrujara.
— Además — prosiguió Sarmiento, — yo só
que los que hoy me condenan, me admirarán
mañana, si viven, y los que me vituperan hoy,
luego me pondrán en. el mismo cuerno de la
luna... Porque esto durará poco, Sr. D. Fran-
cisco: el absolutismo, á fuerza de extraugular,
>se sostendrá un año, dos, tres, pongamos cua-
tro... En este guisado de vaca — añadió diri-
giéndose á uno do los Hermanos de la Cari-
dad,— se le fué la mano á la cocinera: lo ha
cargado de sal... Pongamos cuatro años; pero
al fin tiene que caer y hundirse para siempre,
porque los siglos muertos no resucitan, señor
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