Page 275 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824
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cilio bobo, se disipaba como humo. ¡Cuán
difícil era señalar la misteriosa línea donde los
«desvarios de Sarmiento se trocaban en inge-
niosas observaciones, ó por el contrario, sus
admirables vuelos en lastimoso rastrear por el
polvo de la necedad! La joven prometió cum-
plir fielmente todo lo que le mandaba.
Al poco rato apareció el Padre Alelí prepa-
rado para decir la misa, y empezada ésta, Sar-
miento la ayudó con extraordinaria devoción
y acierto, tan seguro en las ceremonias como
si hubiera sido monaguillo toda su vida. Sole-
dad la oyó con gran edificación, acompañada
de los Hermanos y de algunos empleados de
la cárcel. Después, por orden del Sr. Chapetón,
se cerró la capilla al público.
XXVIII
Poniendo sobre todas las cosas su anhelante
deseo de llegar pronto al fin de la jornada vi-
tal, que era el comienzo de su triunfo, Sar-
miento deploraba que la justicia de aquellos
tiempos hubiese fijado en cuarenta y ocho
horas el plazo de la preparación religiosa. Con
diez ó doce horas había bastante, según él.
Los dos frailes que le asistían aprovecharon
la ocasión de su soledad para hablarle recio
«n el negocio de la salvación, logrando que
D. Patricio atendiese á éste, y consintiera en
oir el trasnochado sermoncillo que preparado
traía el Padre Salmón. Después de comer,