Page 275 - El Terror de 1824
P. 275

EL  TERROR  DE  1824
                                         271
      cilio  bobo,  se  disipaba  como  humo.  ¡Cuán
      difícil  era  señalar  la  misteriosa  línea  donde  los
      «desvarios  de  Sarmiento  se  trocaban  en  inge-
             niosas observaciones,  ó  por  el  contrario,  sus
       admirables  vuelos  en  lastimoso  rastrear  por  el
       polvo  de  la  necedad!  La  joven  prometió  cum-
          plir fielmente  todo  lo  que  le  mandaba.
         Al  poco  rato  apareció  el  Padre  Alelí  prepa-
           rado para  decir  la  misa,  y  empezada  ésta,  Sar-
             miento la  ayudó  con  extraordinaria  devoción
       y  acierto,  tan  seguro  en  las  ceremonias  como
      si  hubiera  sido  monaguillo  toda  su  vida.  Sole-
          dad la  oyó  con  gran  edificación,  acompañada
      de  los  Hermanos  y  de  algunos  empleados  de
      la  cárcel.  Después,  por  orden  del  Sr.  Chapetón,
      se  cerró  la  capilla  al  público.



                     XXVIII

         Poniendo  sobre  todas  las  cosas  su  anhelante
      deseo  de  llegar  pronto  al  fin  de  la  jornada  vi-
          tal, que  era  el  comienzo  de  su  triunfo,  Sar-
              miento deploraba  que  la  justicia  de  aquellos
       tiempos  hubiese  fijado  en  cuarenta  y  ocho
      horas  el  plazo  de  la  preparación  religiosa.  Con
      diez  ó  doce  horas  había  bastante,  según  él.
       Los  dos  frailes  que  le  asistían  aprovecharon
      la  ocasión  de  su  soledad  para  hablarle  recio
      «n  el  negocio  de  la  salvación,  logrando  que
       D.  Patricio  atendiese  á  éste,  y  consintiera  en
      oir  el  trasnochado  sermoncillo  que  preparado
      traía  el  Padre  Salmón.  Después  de  comer,
   270   271   272   273   274   275   276   277   278   279   280