Page 284 - El Terror de 1824
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280 B. PÉREZ GALDÓS
lo que llamamos ejercicio de agonía, donde se
hace la recomendación del alma del reo; luego
siguen las jaculatorias de agonía y se cantará
el ne rccorderis. Los más bellos himnos de la
Iglesia y las piadosas oraciones de los fieles
acompañan á usted en su tránsito doloroso...
¿qué digo doloroso? gloriosísimo. Piense usted
en la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y se
sentirá lleno de valor. ¡Oh, feliz mil veces el
que abandona esta vida miserable libre de toda
pecado!
El Hermano inclinó la cabeza á un lado, ba-
jando los ojos y cruzando las manos en mís-
tica actitud. Después rezó en silencio.
Alelí dijo la misa, que oyó Sarmiento como
el día anterior, de rodillas y con profunda
atención. Al concluir sentóse con muestras de
gran cansancio; mas ponía mucho empeño en
disimularlo.
— ¿No quiere usted tomar algo? — le dijo
uno de los Hermanos. — Hemos proparado un
almuerzo ligero. ¿Se siente usted mal, hermano
querido? —Vamos, un huevo frito y un poco
de jamón... ¡Si para eso no se necesita ganal
— añadió viendo que el reo hacía signos nega-
tivos con la cabeza y con la mano. -—Sí: lo
traeremos, y también un vaso de vino.
— No quiero nada.
\ —¿Ni cafe?
—Tomaré el café por complacer á ustedes,
— repuso Sarmiento sonriendo con tristeza.
Alelí se sentó junto á él, y tomándole la
mano se la apretó cariñosamente diciéi.doie:
— Hermano mío, en nombre de Dios y de