Page 47 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824
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más, y me apresuro á emprender el viaje. Pero
La de saber usted que mi idea es morir glorio-
samente, mi plan tener un fin que corresponda
á la grandeza de las doctrinas que he susten-
tado en vida. Yo no puedo morir como otro
cualquiera, señora Doña Sólita, y aquí me tie-
ne usted en camino de llenar una página de la
Historia.
Sola parecía inquieta oyendo los disparates
de su huésped.
— Sí, señora — añadió Sarmiento exaltándose
y echando lumbre por los ojos.— -Voy á morir
por la patria; voy á morir por la libertad, por
esa luz que ilumina el mundo; voy á ser már-
tir; voy á elevar mi frente como los héroes,
conquistando con un fin heróico la inmorta-
lidad.
— Lo que yo veo es que no iban descamina-
dos los que me dijeron ..
D. Patricio se levantó, y tomando una acti-
tud de estatua, prosiguió de este modo:
— ¿A. qué arrastrar una vejez obscura y mi-
serable, cuando las circunstancias me brindan
con la inmortalidad? El ejemplo de ese héroe
á quien he visto conducido como los crimina-
les, y que subirá al Calvario dentro de poco,
me sirve de guía. ¡Oh luz de mi inteligencia,
bendita seas por haberme inspirado esta ideal
Pasando luego bruscamente al tono familiar,
dijo á Sólita:
—Pocos días me restan de vida. Quizás tres,
quizás dos, quizás uno solo. Como he de mo-
lestar por tan poco tiempo, apreciable señora,
me quedaré aquí.