Page 55 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824 51
— ¿Conoce usted la sentencia?— preguntó
Regato.
— Será conducido á la horca arrastrado por
las calles — dijo Romo. — Si hubieran omitido
<esto los jueces, habría sido una gran falta.
— Es claro; hay que distinguir... Según pe-
día el fiscal, la cabeza se colocará en el pue-
blo donde dio el grito nefando el año 20, y el
cuerpo se dividirá en cuatro cuartos.
— Para poner uno en Madrid, otro en Sevi-
lla, otro en Málaga y otro en la Isla, — añadió
Ohaperón, dando gran importancia á tan ho-
rribles detalles.
— Pues ay^r se dijo... yo mismo lo oí... —
afirmó Regato,— que los dos cuartos delante-
ros quedarían en Madrid. Yo no lo aseguro;
pero así se dijo.
— En puridad — dijo Chaperón, — esto no es
lo más importante. En vez de perder el tiem-
po descuartizando, buscaremos nueva fru-
ta de cuelga, que no faltará en Madrid... ¿Pe-
ro qué alboroto es ese?... ¿Por qué corre mi
gente?
Volvió los saltones ojos hacia Nuestra Se-
fiora de Gracia, donde los grupos se arremo-
linaban y se oía murmullo de vivas. El fiero
jefe de la Comisión militar frunció el ceño al
ver que el buen pueblo confiado á su vigilan-
cia relinchaba sin permiso de la policía.
— No es nada, Sr. Chaperón — dijo Regato.
— Es que tenemos ahí á nuestro famoso Tra-
pén se.
— Hace un rato — añadió Romo, — venía por
Puerta de Moros con su escolta.— Entró á re-