Page 93 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824
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VIII
Parece inexcusable decir algo de la singular
vida de esta solitaria joven, é inquirir su con-
ducta para deducir de su conducta sus proyec-
tos. Sin duda aquel espíritu valeroso, contra-
riado por lo que hemos convenido en llamar
suerte, no llevaba una existencia pasiva, en-
tregándose á la arbitraria fluctuación de los
acontecimientos, sino que vivía en actividad
grande, aunque escondida, trabajando en obra
misteriosa ó luchando con obstáculos tan obs-
curos como sus esfuerzos. Para afirmar esto
nos fundamos en conjeturas y en el conoci-
miento de su carácter; mas nada positivo afir-
mamos aún.
Nos consta, sí, que recibía cartas de cuyo
contenido no enteraba á nadie; que á veces
pasaba largas horas fuera de su casa; que escri-
bía de noche algún pliego y lo rompía después
para volverlo á escribir, repitiendo este traba-
jo cuatro ó cinco veces hasta quedar mediana-
mente satisfecha; que su semblante expresaba
con fidelidad pasmosa cambios muy bruscos
en su espíritu, presentándola ya sombríamen-
te melancólica, ya festiva y dichosa; que no
cesaba un punto en su actividad, y cuando los
asuntos de la casa le daban reposo, discurría
eobre mil temas concernientes á la faena del
día venidero.