Page 98 - El Terror de 1824
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94 B. PÉREZ GALDS
no de D. Benigno no era el único parentesco de
aquella familia con la raza helénica. Sa cara
era la más bella que se ha visto durante mu-
chos años en toda la zona del comercio ma-
tritense desde Majaderitos á la calle de Mi-
laneses.
Quizás faltaba ásu rostro aquella movilidad
de la fisonomía española, que es como el tem-
blor de la luz jugando sobre la superficie del
agua agitada; quizás le faltaba esa facultad de
hablar en silencio, lenguaje admirable del cual
son signos las pestañas, el iris negro que
alumbra como una luz, la sombra de la cara,
el modo de mover el cuello, la olvidada guede-
ja sobre la sien, el ru morcillo del pendiente
que se mueve ensartado en la oreja. Quizás Ele-
na era demasiado selecta y tenía demasiada
corrección en su persona; mas no por esto de-
jaba de ser acabado tipo de hermosura. Sus
apasionados alegaban para defenderla que era
más bella su timidez inocente y aquella per-
fección muñequil tan esmerada en sus limpios
perfiles que la desenvoltura y graciosa viveza
de otras. Algunos la ponían resueltamente en
el orden de los juguetes finos; otros en el de las
imágenes de iglesia. Pero, no obstante tal di-
versidad de opiniones, era generalmente admi-/
rada, contribuyendo además la fama de su*
virtud á aumentar la aureola de respeto y con-
sideración que circundaba como nimbo lumi-
noso á toda la familia de Cordero.
De los dos varones poco puede decirse; eran
pequeñuelos traviesos y muy devotos herma-
nos de la Hermandad del Novillo. En aquel