Page 96 - El Terror de 1824
P. 96
92 B. PÉREZ GALDlS
fueron por este ridículo Decreto privados déla
contemplación de la Corte y Reales Sitios.
Abandonando tienda y familia, partió Cor-
dero á Zaragoza, donde fué molestado y redu-
cido á prisión por la feroz policía de aquella
ciudad, viéndose precisado á buscar en su
bolsa nuevos argumentos contra la famélica
justicia de aquel bendito tiempo. Entre tanto,
la familia vivía en Madrid en la mayor aflic-
ción, esperando todos los días nuevas tristes
de Zaragoza, atendiendo al comercio de enca-
jes con el mayor celo, y economizando todo lo
posible para ver de reparar los estragos hechos
por la política en el erario Corderil. Esta
última razón fué la que les impulsó á mudar
de domicilio, pues una habitación arreglada
cuadraba admirablemente á su presupuesto,
más estirado ya que cuerda de ballesta. Desde
Noviembre se instalaron en el principal de la
casa que ya conocemos en la calle de la Eman-
cipación Social, según D. Patricio, y de colo-
reros según el Municipio. La tienda continua-
ba en el mismo sitio, á mano derecha como
vamos á la plazuela de Santa Cruz y á la cár-
cel de Villa.
Componían tan hidalga familia la señora de
Cordero y tres hijos, hembra la mayor y ya
mujer, varones y pequeñuelos los otros dos.
Acontecía en aquel matrimouio un contraste
que no deja de ser frecuente en este extrava-
gantísimo mundo, á saber, que si el esposo era
diminuto y ligero, corpulenta y pesada era la
esposa. Doña Robustiana podía coger á su
marido debajo del brazo como un falderillo y